Un Rediseño Web efectivo no es cosa de abrir el ordenador y ponerse a cambiar botones y colores. Si quieres que tu web funcione de verdad, que te traiga clientes y no dolores de cabeza, sigue estos pasos.
Si piensas saltarte esto, te estás metiendo un tiro en el pie. El briefing es lo que va a evitar que dentro de dos semanas estés en modo “¿por qué esto no está saliendo como quería?”. Reúne a tu equipo y define:
Además, hazte una mini auditoría. Pregúntate: ¿Qué partes de la web están bien? ¿Qué vas a cambiar? ¿Qué funcionalidades nuevas necesitas? Tener claras estas respuestas antes de empezar es la diferencia entre una web que funciona y un desastre.
Este es el momento en el que tienes que ponerte en la piel de tus clientes. No, no vale con imaginarte lo que les gusta. Tienes que saber quiénes son, cómo piensan, qué les mueve. Eso es lo que te permitirá diseñar algo que de verdad les atraiga.
Y si trabajas con un equipo externo, pásales tu Brand Book. Ese documento donde tienes tus colores, tipografías, valores, el tono de marca… todo. Así no habrá malentendidos.
Hazte un mapa de páginas. Así, a lo visual. Que se vea cómo se conectan entre sí, qué tiene sentido y qué no. Ah, y no te olvides de esas páginas “menores” como la de error 404 o las de «gracias». Puede parecer que no son importantes, pero cuando todo encaja, la experiencia de usuario es mucho mejor.
Luego, crea un roadmap con fechas realistas y prioridades claras. Aquí no improvisamos, amigo. No queremos que el proyecto se alargue más de lo necesario.
Aquí es donde entra la chicha del asunto. Necesitas un buen gestor de proyectos para que todo esté controlado. Algo tipo Trello o Asana, que te permita ver el estado de cada tarea.
Para el diseño, usa algo que permita compartir y recibir feedback, como Figma o InVision. Y asegúrate de que todo el equipo tenga acceso a los archivos en una carpeta compartida bien organizada. Así no hay excusas de «no me llegó», «no lo vi», etc.
Este es el momento de decidir tipografías, colores, imágenes, iconos…. Y no, no vale con lo primero que encuentres bonito. Prueba todo en diferentes dispositivos, navegadores y sistemas operativos. Lo que se ve bien en tu pantalla puede ser un desastre en el móvil de otro.
Dedícale tiempo a esta parte. Mejor invertir unas horas ahora que llorar después.
Antes de dar el siguiente paso, revisa todo con el equipo. No des nada por hecho. Que quede clarísimo qué va a hacerse y cómo. Así evitarás malentendidos y problemas más adelante.
Hoy en día, casi todo el mundo navega desde el móvil. Así que si tu web no se ve bien en una pantalla pequeña, mejor no sigas. El diseño Mobile First es la clave. Diseña primero para móvil y luego para escritorio.
Cuando tengas el prototipo listo, revísalo bien. Si algo no encaja, este es el momento de corregirlo.
No empieces a maquetar hasta que los diseños estén 100% aprobados. Y si surge algún problema, para la maquetación, vuelve atrás y arregla los diseños. No quieras forzar algo que no encaja, solo te traerá problemas.
Aquí ya no se da feedback. Es ejecutar y punto.
La web ya está casi lista, pero antes de lanzarla, haz pruebas con amigos, familiares, compañeros de trabajo. Que alguien que no haya estado en el proyecto intente usarla. Así verás si hay algo que no funciona como debería.
Prueba en diferentes dispositivos, navegadores y situaciones reales. No es suficiente con que la web funcione en tu ordenador, necesita funcionar siempre y en cualquier parte.
Hasta aquí los pasos clave. Si todo esto te suena a chino, no te preocupes. En Kiwop llevamos años haciendo rediseños web para que nuestros clientes no solo tengan una página bonita, sino que les dé resultados. Si quieres evitarte todos estos quebraderos de cabeza, estamos aquí para echarte una mano.
Si quieres tener la web que deseas o aumentar la visibilidad online de tu marca, sabemos cómo hacerlo.
¿Empezamos hoy?
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